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jueves, 22 de mayo de 2014

RETO A3 BANDAS(SEGUNDA PARTE)

 Ahora es mi turno. os dejo el desenlace del RETO A3 BANDAS. el final que aquí el que escribe le dio al relato de Lucía Sugar(La Maga) inspirado en el dibujo de Luis Serrano. Espero que os guste.
Y si queréis podéis entrar en nuestra página del facebook para participar en el sorteo que hemos preparado.NO OS DURMÁIS QUE QUEDA POQUITO.
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Abrí el sobre y allí dentro se encontraba una de nuestras invitaciones de boda pero ligeramente modificada…

Alguno de los graciosillos que se hacían llamar mis amigos le había añadido a mi foto un maquillaje digno de una película de terror. Como broma resultaba simpática, pero lo que no llegaba a comprender era ese corte que se apreciaba en mi mejilla derecha, Maira y Lore apenas habrían tenido tiempo para comentarles lo de mi herida y menos aún ellos para preparar el montaje. Ya no tenía ninguna duda de que se lo estaban tomando en serio.

No sólo Carlos no me estaba esperando en casa con los brazos abiertos, si no que parecía negarse a coger el teléfono, —“ya puede tener preparado algo gordo o se va a enterar”, la foto que manipularon no va a ser nada con lo que van a ver de mí.

Eran las 18:45, casi había llegado al lugar donde suponía descubriría todo el chanchullo. El maldito corte de la cara no dejaba de escocerme y para colmo una de esas inoportunas migrañas hacía que mi cabeza pareciera a punto de estallar.
Como ya imaginaba, en aquella dirección no había nada, tan solo un local viejo que por las pintas llevaría cerrado más de 20 años. Miré el reloj justo en el momento que mi nuevo teléfono volvía a sonar. Las 19:02h, ¡joder menuda puntualidad ¡

“adéntrate en la caverna”.

Eché un vistazo a mí alrededor buscando lo que para ellos era la caverna y entonces me fijé en la entrada de aquel viejo local. —“juraría que antes no estaba así”.

Rodeando la gran puerta metálica, un dibujo hacía las veces de entrada, tan real que podía notarse la oscuridad del interior de una cueva. Me acerqué despacio, con un cierto temor a lo que habría tras ella y apenas estaba a un metro cuando se abrió de golpe.

Llevaba varios minutos dentro de aquel lugar. El olor a moho y suciedad por poco me hace abandonar su juego, pero empezaba a sentir curiosidad.

Llegué a una habitación igual de mugrienta. Estaba vacía a excepción de un gran dibujo en el suelo que se trataba como no podría ser menos del mismo símbolo del anillo. No vi ninguna salida con lo que parecía que el camino acababa aquí. De pronto se apagaron las luces, no se podía ver nada en absoluto, cuando sentí que varias manos frías como el hielo me agarraban por los tobillos y las muñecas. Dejé escapar un grito, —“estos cabrones ya se estaban pasando. —

Una fuerte luz roja volvió a iluminar la habitación. Lo que vi no parecía nada que aquellos idiotas pudieran preparar. Me tenían sujeta sobre una mesa, rodeada de varias esculturas de seres deformes como salidos del mismísimo infierno y que habían aparecido de la nada. No fui capaz de articular una sola palabra, si lo que pretendían era acojonarme lo habían conseguido.

Una amarillenta nube de humo dio paso a una figura humana que tapaba su rostro con una máscara igual a las que recordaba haber visto días atrás en Puerto Morelos, no podía creer lo que estaba viendo, su cuerpo quedaba tapado por una gran túnica de colores y en sus pies unos enormes zapatos azules que le hacían perder ese aspecto terrorífico que le daba la máscara. Acercó su mano a mi cara y supe en seguida que se trataba del mismo que me había dado el tequila la última noche en Méjico.

No sabía quienes eran aquellas personas pero tenía la extraña sensación de que les conocía y aquel lugar…aquel lugar de pronto se convirtió en mi casa, me encontraba en mi salón sobre la mesa en la que cenaba todos los días.

Dos de los que que me sujetaban apartaron la capucha que cubría sus cabezas, – ¡no puede ser, ¿cómo carajo han conseguido Caro y los demás hacer esto? ¡—reconocí en seguida a Mario Casas y Miguel Ángel Silvestre, que con sus torsos desnudos no dejaban de reírse. Cerré los ojos esperando a que la imaginación me estuviera jugando una mala pasada, el dolor de cabeza era cada vez más fuerte. Cuando volví a abrirlos me di cuenta que ya nadie me agarraba, pero aunque intentaba moverme no lo conseguía.


Aquella persona con la túnica de colores había desaparecido y en su lugar, un enorme altar donde me vi a mi misma con un vestido de novia color negro. A mi lado un hombre sin rostro parecía esperar una respuesta que yo conocía bien, pero una sensación de pánico no me dejaba contestar. El dolor de cabeza cesó como si nunca hubiera estado ahí y de la herida de mi mejilla surgió una gota de sangre que desafiando a la ley de la gravedad ascendió por mi rostro hasta convertirse en una lágrima que empezaba a brotar de mis ojos.

Las luces se apagaron de nuevo, durante un tiempo que no podría precisar todo quedó en un profundo silencio hasta que la melodía de una guitarra hizo que me sintiera viva de nuevo. El pánico que se había apoderado de mí se fue alejando con aquella música, como un viejo tren que se despide de una estación a la que no sabe si volverá.

Empecé a oír lo que parecía el timbre de mi nuevo teléfono, su volumen subía por momentos hasta llegar a hacerse insoportable y escuché como Maira me llamaba. — ¡Marta, Marta! — la claridad fue adueñándose de todo al mismo tiempo que yo abría los ojos… Lo último que recordaba era a aquel guerrero maya poniendo medio limón en mi mano.

—En tres horas salimos para el aeropuerto, a que esperas. No querrás quedarte aquí, recuerda que en una semana te casas. — dijo Maira zarandeándome por los hombros.
La miré a los ojos y pensé — “¿dónde ha quedado aquella mochilera?”
—lo siento Maira. Ni siquiera sé si quiero casarme.

Jesús Cernuda.

viernes, 16 de mayo de 2014

RETO A3 BANDAS(1º PARTE)

OS DEJO LA PRIMERA PARTE DEL RETO A3 BANDAS. HE ESTADO ALGO LIADO POR LO QUE HE TARDADO UN POCO. PARA LOS QUE NO SEPÁIS DE QUE VA. LUIS SERRANO HA HECHO UN PRECIOSO DIBUJO. LUCÍA SUGAR HA ESCRITO LA PRIMERA PARTE DEL RELATO(QUE PODRÉIS LEER A CONTINUACIÓN) Y LA SEMANA QUE VIENE YO PONDRÉ EL FINAL A SUS MAGNÍFICAS PALABRAS. ESPERO QUE OS GUSTE .

 


- Xibalbá – C/Murillo 37, bajo. 19:02h

Como las últimas veces, se trataba de un número oculto, claro. ¡ya sabía yo que pagaría caro esto de la boda! Había recibido el mensajito hacía un par de horas y, tras buscar en Google, vi que “Xibalbá” era el nombre maya del inframundo. -“¡qué graciosas!, esto ha sido idea de Carolina, seguro”. Estaba embarazada de tres meses, por lo que no pudo venir a México y cuando fue al aeropuerto a buscarnos, tenía una sonrisa sospechosamente pícara. Habría dispuesto de una semana entera para prepararlo todo, seguramente con la inestimable ayuda de mi futuro maridito y sus colegas “¡como lo pille…!” No había ningún local con ese nombre en la ciudad y menos aún en esa dirección, lo había buscado en la red pero intuía que los chicos me estarían preparando una buena noche de Rock and Roll, no podía ser de otra manera. Carlos, al que daría el “sí quiero” en pocos días, había sido el batería de mi banda hacía mucho tiempo, más del que me gustaría admitir así que enseguida me di cuenta de lo que pretendían. Me puse la chupa de cuero, cogí el misterioso teléfono y salí por la puerta.


Todo empezó hace dos días en Puerto Morelos, un pequeño pueblo mejicano en la Península del Yucatán, al sur de la atestada y turística ciudad de Cancún. Mis amigas y yo estábamos celebrando mi despedida de soltera que, por ser precisamente la mía, merecía algo por todo lo alto. Me explico, soy la última del grupo en “sentar la cabeza” como dicen mis amigas y claro, tuvieron que montar todo este tinglado. Maira se encargó de reservar una suite en la que nos alojamos las tres cómodamente. Dos camas Queen size en la habitación y una King size en el salón, muy “resort caribeño” todo. -“¿Dónde ha quedado aquella mochilera? ¿La Marta que viajaba por toda Europa durante meses con tan sólo diez kilos de equipaje incluyendo la guitarra? Ainsss ¡qué deprimente es ver pasar el tiempo y acabar entrando por el aro!”

Era la última noche antes de regresar a casa y estábamos en un restaurante local cerca del puerto cantando con los mariachis y dándole al tequila para aprovechar al máximo las últimas horas en el paraíso. No recuerdo cuándo aparecieron aquellos tíos disfrazados con taparrabos y máscaras terroríficas, aunque sí tengo una vaga idea de oír a las chicas reírse, comentando nerviosas la perfección de aquellos torsos brillantes y bien trabajados. “Hay que joderse”- pensé –“mira que les dije que viajecito sí pero nada de gilipolleces. Si me negué a salir con una polla en la cabeza en la despedida de Caro, ¿no esperarán que me ponga a meterles billetitos a estos en el paquete?” Uno de los guerreros mayas se acercó a mí, me puso medio limón en la mano y acercó la suya, de largos dedos y adornada con una especie de anillos ceremoniales, con una pizca de sal en el dorso. –“¡qué coño!” –pensé. Pasé la lengua al lado de los nudillos del susodicho, le di un mordisco al limón y, tras un golpe seco sobre la mesa, apuré el vaso de tequila que me ofrecía de un trago. Lo siguiente que recuerdo es el sol penetrando descarado por entre las cortinas de la habitación y un terrible dolor de cabeza. Miré el reloj y me di cuenta de que en tres horas saldríamos para el aeropuerto, así que no quedaba otra, había que levantarse.

Maira y Lore estarían en la playa, seguro. Las maletas, preparadas desde el día antes, esperaban al mozo alineadas ante la puerta. Yo había dejado fuera un pareo y un bikini además de la ropa de la noche anterior. Al lavarme la cara, sentí un agudo dolor en la mejilla derecha. –“¡mierda! un corte, ¿qué cojones…?” El responsable de que ante el altar fuera a parecer más un boxeador que una novia, era un anillo extrañísimo en el dedo índice de mi mano izquierda. No me pertenecía pero me resultaba familiar… pensé en aquel tío, el del taparrabos, llevaba unos cuantos como ése. Parecía de plata y tenía grabados unos símbolos rarísimos, era chulo, me gustaba. De todos modos, menuda putada lo del corte a una semana del bodorrio. Me puse un poco de papel higiénico, como tantas veces había visto hacer a Carlos y salí a pegarme el último baño en las turquesas aguas del Caribe.

Estando en la sala de embarque del aeropuerto de Cancún, empecé a oír un bip bip bip que no correspondía a ninguno de los timbres de nuestros smarphones. He de reconocer que las chicas estuvieron muy convincentes. Se hicieron las sorprendidas cuando saqué de mi bolsa el teléfono que ahora sostengo en la mano. Al descolgar, una voz grave y masculina comenzó a hablarme en un idioma desconocido y complicado, como con muchas consonantes… ¡no entendía nada! Sospechando que allí había gato encerrado, lo apagué y no volví a encenderlo hasta que llegué a casa y me encontré con que, en lugar de mi chico esperándome, había un sobre cerrado con un lacre azul verdoso que tenía impresos los mismos símbolos que mi anillo. –“desde luego, no hay duda de que se lo están currando” Abrí el sobre y allí dentro se encontraba una de nuestras invitaciones de boda pero ligeramente modificada…

Lucía Sugar (La Maga)
 
 


jueves, 8 de mayo de 2014

NUNCA

Hoy, como cada mañana, he vuelto a asomarme a la ventana,  las nubes parecen iguales, pero no son las mismas.
El reflejo blanco de mi cabello parece flotar en un cielo que llora por ese niño que un día fui. 

sigo esperando...esperando a que regrese a mi ventana y me tienda la mano.
Mis ojos tristes suspiran por unos sueños ya olvidados, unos recuerdos escondidos en una memoria con amnesia que un día abandoné a su suerte.
Apenas alcanzo a ver cuando fue el momento en que el hombre le cortó las alas a aquel niño, que a pesar de todo, quedó agazapado en la sombra.
Hoy, como cada mañana, he vuelto a asomarme a la ventana, con la esperanza de que esas nubes traigan de vuelta mis sueños, que vuelvan de su aventura por Nunca Jamás y me hagan de nuevo desplegar las alas.
                     NUNCA DEJES DE SOÑAR. 
                                                      
                                                                  Jesús Cernuda.